Fundación de la
Congregación
Se trata de una nueva congregación religiosa femenina concretizaron su respuesta apostólica mediante la apertura de escuelas, colegios, asilos, hospitales y casas de regeneración. Estos lugares de enseñanza y asistencia social fueron establecidos tanto en la ciudad de México, como en otros Estados de la República mexicana.
La Congregación de Hermanas Josefinas fue fundada el 22 de septiembre de 1872, en la ciudad de México, que a la fecha atravesaba momentos críticos en su historia, ocasionados por los cambios que desde 1857 con la promulgación de las “Leyes de Reforma”, se venían dando. El País vivía momentos de confusión; algunos aceptaban pasivamente los sucesos por entender lo que era la “reforma”, otros se revelaban y promovían revueltas y brotes de inconformidad aquí y allá. La Iglesia sufrió gravemente las consecuencias de la “reforma”, pues fue desposeída de sus bienes; muchos conventos saqueados y destruidos; y los sacerdotes, religiosos y religiosas desterrados, aprisionados o fusilados. "Surgió la Congregación por la inquebrantable fe del padre José María Vilaseca, que, con la clarividencia con que Dios nuestro Señor dota a sus escogidos, vislumbró en porvenir no lejano el bien que podrían hacer las Hermanas de la Caridad Mexicanas, sustituyendo a las que las revueltas políticas alejaron de nuestro suelo.
Ambos Fundadores descubren a la luz del Espíritu que el fin del nuevo Instituto es: “Cuidar la vida de Jesús a ejemplo de María y José”, especialmente entre los más pobres. Los apostolados a los que nos dedicamos son: Colegios, Casa hogar para niñas, Escuelas de enfermería, Hospitales, Psiquiátricos, Casa Hogar para ancianos, misión parroquial y atención a migrantes es allí en donde hacemos presencia del reino de Dios.
Para llevar a cabo su labor educativa, las Hermanas Josefinas inauguraron múltiples escuelas, principalmente, para niñas, jóvenes y mujeres. A lo largo del porfiriato, tuvieron diversos establecimientos en donde impartían la enseñanza elemental y secundaria, además de cursos de artes y oficios, formación magisterial y mercantil. Asimismo, abrieron escuelas nocturnas y dominicales. Fundaron casas de ayuda para niños y mujeres en desgracia. También lograron abrir “casas de arrepentidas”, dedicadas a la regeneración de las mujeres dedicadas al comercio sexual. La instrucción y educación católica fue uno de los fines de las Josefinas en estos primeros años. Sin embargo, llama la atención que además de enfatizar esta labor del todo pertinente, en función de los otros, del prójimo, llama la atención, también, que sea uno de los objetivos que atañen principalmente a ellas. Es decir, que la primera instrucción que se debe practicar es la que ellas mismas, las Josefinas deben procurarse, tanto para su perfección espiritual, como para desempeñar adecuadamente sus clases, y de esta manera, lograr la misión de su proyecto del reino.